martes, 11 de agosto de 2009

¡ Es que tu nunca viste a CHAMACO !


Esta columna está pensada esencialmente en conversar, meditar, opinar sobre variados temas de nuestro amado Colo-Colo. Y por qué no recordar a nuestros ídolos. Tratando de mantener siempre un debate con respeto, exponiendo ideas y pensando en ayudar a la grandeza de nuestro club, más que en descalificarnos de forma dura. Y de eso uno se siente agradado: charlar de nuestro club. Aunque duele el alma siquiera hablar de la muerte de un grande, pero un GRANDE de verdad. Este deceso del legendario Francisco “Chamaco” Valdés hiere lo más profundo del espíritu albo.

Para los más jóvenes, hablar de Chamaco Valdés es referirse a uno de los inolvidables del Cacique. De esos que están a la altura de David Arellano, Sorrel, Robledo, Escuti, Cua-Cua Hormazábal, Caszely, Garrido, Barticciotto, Espina, entre otros ilustres gigantes del “popular”. Es hacer mención de un jugador que hizo época, no sólo en nuestro club, sino también en el fútbol nacional, y que en su puesto fue en su tiempo uno de los mejores del mundo. Aquel que le pegaba, que digo pegaba, acariciaba el balón y de paso sabía colocarlo donde quisiera, sin importar si lo hacía con la zurda o la derecha. Y más aún, a pesar de estar fuera de la línea de atacantes, como mediocampista se las arregló para hacer muchísimos goles. No olvidar que es el jugador que más anotaciones tiene en la historia de nuestros campeonatos con 215 dianas.

En un comienzo fue de inmediato bendecido por otro ilustre, don Enrique “Cua-Cua” Hormazábal, donde hubo una relación recíproca paternal. “Cua-Cua” lo eligió como su sucesor, lo apadrinó y le enseñó secretos, que sólo un iniciado como él podía ejecutar. Y “Chamaco” en su maestro e ídolo encontró además un compañero de juego en algunos partidos de las campañas de los ’60.

“Chamaco” alcanzó la gloria con los albos en títulos impresionantes de nuestra historia como el de 1963; con un equipo goleador que rompió redes en 103 oportunidades. Dio la vuelta el ’72 y extendió la gloria al imborrable equipo del ’73 en la Libertadores. Fue capitán de nuestro emblema. Marcó 180 veces por el “indio”. Jugó los mundiales por Chile del ’66 y ’74; siendo también capitán de la “roja”.

Y en esos años románticos del fútbol, cuando era común ver reuniones dobles –sin desmanes ni ladronzuelos por doquier-, el público además de su pasión por un club específico se sentía arrastrado por un ídolo, por un crack. Y de ésos era “Chamaco”. Tanto que muchos, cuando ya la fama de nuestro mediocampista era absoluta, comparaban a los nuevos futbolistas: “ese es bueno, pero no le pega como Chamaco”. No bastaba ser bueno, había que tener la calidad que sólo nuestro “8” poseía. En las pichangas de barrio los niños se peleaban por ser “Chamaco” Valdés. Incluso mucho después de retirado, en esos juegos infantiles su nombre seguía siendo pronunciado.

La memoria chilena que siempre es frágil curiosamente no olvidó a “Chamaco” jamás. Y por muchas razones, ya que además de ser un gran futbolista fue un hombre ejemplar. Ayudaba al necesitado, a los niños los formaba (si hasta el día de hoy seguía trabajando en diversas comunas para ayudar adolescentes en riesgo social). Nunca renegó de su población: Juan Antonio Ríos, lucía orgulloso en el corazón su barrio. Algo que otros la fama les hace olvidar, en “Chamaco” jamás existió, y como dice la canción de la barra él fue un campeón pero un hombre que siempre fue “gente humilde, con alma de pueblo”. Es decir, un fiel reflejo del verdadero chileno.

Ya con el paso de los años, y sin la televisión que haya guardado sus goles en el registro, su pueblo mantuvo vivo el recuerdo de su maestría. ¡Ay! De aquel joven que osara decir ese jugador de Colo-Colo es muy bueno. De inmediato la voz de nuestros padres o mayores respondía al unísono: ¡Es que tú no viste a “Chamaco”! Y así, y por siempre, nos enrostraban que nuestra precocidad e insolencia jamás debía olvidar a un legendario. Que si bien es cierto muchos jugadores mágicos han salido, pero nadie le ha igualado, ni mucho menos superado. Incluso aquellos que tienen la desdicha de no ser seguidores de Colo-Colo y se lamentan con sus equipos tienen la hidalguía de ver en “Chamaco” un grande de verdad.

Hoy aquel luto imperecedero e indeleble de nuestro escudo por David Arellano, y tantos otros albos que han partido, debe llevarse aún con más respeto, porque ha partido Francisco “Chamaco” Valdés. Demás está decir que el minuto de silencio que se le ofrecerá debe ser lleno de sentimiento, por esta triste partida. Y digo que ha partido, y no muerto, porque él sinceramente para nosotros los colocolinos es inmortal. Gracias por todo “Chamaco” Valdés.

Y ya saben, cada vez que alguien crea que un jugador es bueno para la pelota. Respóndanle y de seguro no se equivocarán ¡Es que tú no viste a Chamaco!

Escrito por : Care Guagua - Dalealbo.cl

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